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Revista Tedeja 1998

El Castillo de Tedeja:

UNA APROXIMACIÓN A SU CONOCIMIENTO Y SIGNIFICACION

Esbozar en unas pocas líneas lo que es y significa, desde el punto de vista histórico, el castillo de Tedeja, es tarea ardua y nada fácil. No se trata de rendirse antes de empezar, pero unas breves notas ayudarán a comprender lo que decimos.

Comenzamos por señalar que desconociéndose su paradero, varios estudiosos e investigadores trataron de localizar con exactitud, siendo finalmente Roberto Fernández Ruiz quien lo consiguiera, aunque no antes de ocho años de búsqueda...

Seguimos apuntando que su investigación y excavación arqueológica está bajo la responsabilidad, de tres arqueólogos, Ramón Bohigas Roldán, Jose Angel Lecanda Esteban y Jose Ignacio Ruiz Vélez, adscrita al Area de Conocimiento de Historia Medieval de la Universidad de Burgos además de otros varios especialistas que participan como colaboradores.

Prosigamos señalando que en el mismo se han efectuado dos campañas de prospección: limpieza y limitación y cinco de excavación que han afectado a tres sectores que en su conjunto supone una superficie aproximada de unos 700 metros cuadrados, sobre una superficie total aproximada de 15.000 metros.

Añadamos que el conocimiento histórico inicial del castillo, conocido y citado en varios documentos pleno y bajomedievales, se situaba en una cronología temprana, el año 1045, pero en los últimos hallazgos y análisis realizados han retrotraído la cronología, ni más ni menos que a mediados del siglo V d. de C.

Finalmente, relacionamos a modo de sucinto listado, no completo y sin pretensiones de exhaustivo, las problemáticas historiográficas en las que se halla inmerso su proceso de investigación, y comprenderemos, aun cuando sólo sea a modo de presentación, la importancia que el conocimiento de esta fortaleza supone y supondrá. Comencemos por la propia romanización del tercio septentrional burgalés y el papel de este territorio y civilización frente a los pueblos del norte; prosigamos con la poliorcética no urbana ni campamental romana, o con las crisis del Bajo Imperio; sigamos por los procesos de germanización del territorio y de las relaciones, dentro de este contexto, con los no menos sorprendentes yacimientos de Mijangos, Cillaperlata o Tartales de Cilla. Sigamos con el proceso de conquista y ocupación musulmana y con el surgimiento de núcleos de resistencia en el septentrión peninsular, así como con el papel jugado por esta fortaleza en los primeros tiempos del Condado de Castilla,

en la articulación y jerarquización del territorio, así como en relación con el cambio estructural de la antiguedad al medievo.

Pasemos al conflicto navarro-castella no de inicios del siglo XI y posteriormente a las causas de su pérdida de relevancia ante los nuevos tiempos bajomedievales, urbanos, señoriales..., y comprenderemos, como ya hemos apuntado, que Tedeja supone un hito en la investigación de la Edad Media cristiana.

Si de la teoría pasamos a las evidencias, y antes ya hemos apuntado el dato de su extensión interior, podemos señalar que el conjunto defensivo de Tedeja es un buen banco de pruebas para profundizar en las tipologías castillológicas romanas, visigodas, de repoblación y plenomedievales, no habiéndose reconocido, hasta el momento, ninguna obra que en principio sobrepase el umbral del siglo XII.

Por la parte más notable desde el punto de vista "monumental" y militar del recinto lo constituye el flanco NW del cónico cerro sobre el que se asienta. Allí encontraremos un fuerte sistema defensivo compuesto por foso, escarpe o antemuralla reforzada con cubos, todo ello a lo largo de unos doscientos metros lineales.

La muralla de mampostería concertada con cal y arena, presenta un espesor de casi dos metros, y una altura, según la construcción efectuada, de entre tres y tres metros y medio. Los cubos,

 semicirculares, ligeramente peraltados y avanzados respecto al paño de la muralla son de momento seis, macizos en su base y con una terraza superior. En ningún caso podemos hablar de almenas o elementos similares, pues los alzados no se han conservado hasta tal punto.

Cada una de sus torres tenía su propia escalera de acceso anexa por el paño interior de la misma, pero estas fueron amortizadas en una fase posterior para dotar a la muralla de un adarve o paseo de ronda, elemento con el que no contaban inicialmente.

El aspecto interior del recinto ha dado escasos elementos habitacionales o estructurales hasta la fecha, aunque sí hemos localizado algunos restos arquitectónicos en los que trabajamos en la actualidad.

Al margen del citado flanco, en el que tenemos abiertos el sector 1 y 2, justo frente a Trespaderne, es decir, al Este del cerro, localizamos el tercer sector de la excavación, más pequeño que el anterior pero no menos importante.

En él ha sido localizada una de las puertas del recinto, estrecha y larga, protegida por una torre cuadrangular de sillería. Es precisamente este sector el que nos ha dado la cronología más temprana, mediados del siglo V d. de C.

Las aparentes diferencias tipológicas e incluso la distancia y topografía entre ambos sectores, nos hicieron pensar que era éste el tres, el más antiguo y origen de la fortaleza, que posteriormente a lo largo de su devenir histórico, fue ampliándose de acuerdo a las nuevas realidades y necesidades de cada periodo.

Sin embargo, un análisis más detallado de los aspectos tipológicos de las estructuras del sector 1 y 2, y algunos de los hallazgos recuperados, también nos permiten aproximamos, no sin ciertas dudas, a esa cronología tardorromana, hecho que ha visto corroborado por nuevas dotaciones obtenidas por análisis de carbono 14 que nos hablan de la amortización de las por la construcción del paseo de ronda en los años centrales de siglo VII d. de C.

Así, paso a paso, vamos comprendiendo el pasado histórico de Tedeja siendo, en la actualidad, la inicial dotación de 1.045 un elemento tardío y casi irrelevante ante lo expuesto con anterioridad.

Tedeja, Tetelis, como aparece en la más temprana documentación tutela, vigía...la vieja etipología latina que nos ha llegado hasta hoy, y que nos hace sino expresar la forma manifiesta y evidente, la importancia y significación del inicial recinto militar de época romana en el que venimos trabajando verano tras verano; función que seguirá desarrollando con utilidad a lo largo de los siglos altomediavales, hasta que la nueva situación creada a partir de los años finales del siglo XI, con el desarrollo de Burgos, con la conquista de Toledo y la expansión al mediodía, o con el predominio del E W establecido por el camino de Santiago, por citar sólo algunos de los elementos más significativos, vaya acentuando una progresiva pérdida de relevancia geopolítica, e histórica en general, pues el "progreso histórico" del periodo anterior tenía estos parajes como marco especial que lo va alejando del protagonismo histórico que antaño disfrutó y que terminará por provocar un temprano abandono anterior al siglo XIV. Abandono tan radical que incluso supondrá la pérdida de su recuerdo histórico, pasando a convertirse sólo en una referencia documental para los historiadores y en una leyenda bien conocida, para los lugareños.

Ahora, la leyenda va dando paso a la Historia ya una recuperación material de castillo, que terminará por convertirse, estamos seguros, como ya señalamos anteriormente en un hito arqueológico e historiográfico y en un orgullo para los habitantes de Trespaderne.

EQUIPO DIRECTOR

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