Anterior Inicio Arriba Siguiente

6 DE SEPTIEMBRE DE 1992

LA NUEVA ESPAÑA

LA REVISTA 

Reportaje: FRANCISCO GARCÍA

Fotos: NACHO OREJAS

Pequeñina y galana

La imagen de la Santina que se venera hoy en Covadonga, donada en  1778 por el cabildo de Oviedo, es una talla que no siempre se Presentó cubierta con Ornamentos

El próximo martes se celebra la festividad de Nuestra Señora de Covadonga, que es para los asturianos un referente sentimental que trasciende de lo meramente religioso. . Devoción antiquísima de la región, la imagen «pequeñina y galana» de la Santina, ha cambiado a lo largo de los siglos La que se venera en la actualidad en la santa cueva es una réplica de la talla que fue donada por el cabildo de Oviedo a raíz de que un incendio destruyera por completo el santuario en 1777 y no siempre se presentó de la forma actual, con vestido y manto. No es, además, la única Virgen de Covadonga que se venera. Hoy en Cillaperlata (Burgos) rinde culto a una imagen de la Santina de la que se dice que es una réplica de la antigua del monte Auseva

En 1971, una plaga voraz de carcoma y termitas estuvo cercana a conseguir lo que no logro el olvido y el exilio forzoso de la guerra acabar con la bellísima talla de la Santina, hecha en el siglo xv con madera de roble La restauración de la imagen la llevaron a cabo técnicos de la Dirección General de Bellas Artes, quienes durante seis meses trabajaron en la conservación de la talla sin que perdiera un ápice de su valor

Bellas Artes recomendó que en el futuro, la talla debería mostrarse envuelta en su manto, pero sin vestido de tela y rostrillo. como señalaba la tradición Durante algún tiempo, la Virgen de Covadonga se presentó al culto   vestida únicamente con su manto. hasta que surgieron  las primeras voces de reprobación

La posibilidad de «desvestir» a la Santina ocasionó una encendida polémica en Asturias. que tuvo fiel reflejo en los medios de comunicación en esos inicios de la década de los setenta Había defensores de mostrar a la Virgen sin ornamentos. Con su imagen primitiva a la vista. lejana del beato había defensores, al otro lado, de la tradición y de los que querían seguir venerando a la patrona vestida como la habían conocido siempre

Emiliano de la Huerga  por entonces abad de Covadonga. había publicado un  artículo en la revista «Luces del Auseva», el que se daba a  

A la izquierda, la Virgen de Covadonga sin ornamentos, tal como es su talla. A la derecha, en su presentación tradicional, con capa, vestido de tela y rostrillo.

Conocer la recomendación hecha por Bellas Artes y se sometía a la opinión publica la cuestión, aun a sabiendas que la decisión óptima la acabaría adoptando el arzobispo de Oviedo y el cabildo de Covadonga. De la Huerga apelaba en su artículo a «cuantas  personas opinen con rectitud y honestidad»

Finalmente, la Santina siguió presentándose a los fieles con su manto  , su vestido y su rostrillo. En este sentido el abad había escrito premonitoriamente en «Luces del Aueva». «Juzgamos, que es necesario tener claridad con quienes no pueden evitar el dolor de ver la imagen de la Santina presentada de forma nueva. Aunque también hay que tener en cuenta que la auténtica devoción a la Santísima Virgen no puede estar condicionada a los adornos que lleve su imagen»

De alguna forma. aquella rancia polémica sirvió para acallar alguna creencia infundada que, entro algún sector populachero, perjuraba que la Santina. Solo tenía manos y rostro más, «madonna» que Señora de Batallas: más Madre que Reina. la actual Virgen de Covadonga, que fue donada por el cabildo de Oviedo y que  antes que el trono del Auseva ocupó, la capilla catedralicia donde ahora

 descansan los restos de San Melchor, se muestra hoy a los fieles elevada sobre un pedestal de piedra. Allí permanece, cerca del lugar donde pereció. pasto de las llamas en el incendio de octubre de 1777 la anterior Santina, a la que sustituyó en el corazón de los asturianos

Emiliano de la Huerga, en su libro «Covadonga», cree que la imagen que se quemó en la Cueva en 1777 no era muy antigua, de acuerdo a  lo explicado en el siglo XVI por Ambrosio de Morales en su «Viaje Santo». Esta impresión hace pensar que la talla que devoró el fuego no  es la original y romántica de la que se hizo la copia que se venera en Cillaperlata. Para el antiguo abad de Covadonga, según explica en una parte de su célebre libro sobre el santuario, la idea de recuperar la imagen de , Cillaperlata «sigue siendo feliz», pese a que  nada conduce a pensar ,que la Iglesia ovetense haya resucitado el interés que un día llevó a dos canónigos de Covadonga  en la primavera de 1939. a las puertas del Arzobispado de Burgo, De cualquier forma. y como rubrica en su libro «Covadonga» Emilíano de la Huerga, «hay  lugar adecuado en la santa cueva para la dos imágenes.

La Santina gemela de Cillaperlata

En  un  pequeño  pueblo  de  Burgos  se   venera   una   antigua  imagen  de Nuestra Señora de Covadonga, copia de la primitiva astur

 

En los inicios de Ia primavera de 1939, ya finalizada la trágica contienda civil de las dos españas, dos canónigos de Covadonga tomaron el camino de Burgos, El santuario asturiano más popu­lar había sufrido los avatares de la guerra y nadie sabía del paradero de la Santina. Muchos eran los que empezaban a temer que la venerada imagen «pequeñina y galana>> no volvería ya nunca más a su trono del Auseva.

Miembros de la Comisión Académica a la que se había encargado diseñar las directrices de la reconstrucción del Santuario habían hablado, en diciembre del año anterior, de la existencia de una réplica exacta de la pri­mitiva imagen de Nuestra Señora de Covadonga en la iglesia parroquial de Cillaperlata de Burgos.

Los dos canónigos en los que delegó la Comisión, uno de ellos apellidado Miranda, pidieron audiencia al arzobispo burgalés, Manuel de Castro Alonso, y permiso para visitar el templo de Cillaperlata y conocer la supuesta imagen gemela. Llenos de asombro, los emisarios contemplaron que aquélla era réplica de la Virgen asturiana, aunque estaba en posición sedente. con el Niño sobre su rodilla izquierda y apoyado en el maternal regazo.

De inmediato. las iglesias de Oviedo y de Burgos comenzaron a negociar el traslado de la imagen de Cillaperlata a Covadonga Los asturianos se comprometían a dejar en ese pueblo burgales-, donde también se venera a una Virgen antiquísima que los lugareños llaman ,le Encinillas, una nueva réplica exacta y otras prebendas. Cuando parecía pró­ximo el regreso de esta Virgen de Covadonga burgalesa a su original sitio, llegaron a Asturias noticias gozosas de París. La Santina había 

 

aparecido, intacta en el interior de una caja, en un trastero de la Embajada Española  en la capital Francesa.

El 13 de junio de 1939 pisaba de nuevo suelo asturiano la desa­parecida Virgen de Covadonga, en medio de un mar incontenible de júbilo. Esta imagen del exilio había llegado a la santa cueva un año después del incendio del 17 de octubre de 1777, cuando el descuido de una vela encendida, y no un rayo como silenciaron las actas capitulares, provocó la catástrofe que convirtió en cenizas la talla de la Virgen y el armazón de madera de la cueva. Sólo se salvaron el ara del altar, dos sepulcros y una, casulla". del «pozon>> extrajeron, fundidas,  seis arrobas de oro y plata

Poco se parecen, salvo en la sincera admiración que merecen de sus siervos, las Covadongas de Asturias y Cillaperlata. La, imagen que permanece hoy en el santuario, astur data      del siglo XV y fue donada por el cabildo de la Catedral de Oviedo tras, el incendio de I777. La talla policromada de Cillperlata   puede tener su origen en  el siglo XII, según refieren unos escritos que dejo Carlos Alonso, Fallecido sacerdote que  durante 29 años, fue párroco de esta localidad, burgalesa, y que,  por amistad,  con Angel  Puente Careaga, capellán de marqueses de Mieres, se dedicó a investigar las vicisitudes de esta Virgen que  permanece en el altar mayor de  la iglesia, de ese pueblo.

El capellán asturiano Angel Puente fue quien alertó a Carlos  Alonso de que un documento de la basílica de Covadonga emparentaba a la Virgen de Cillaperlata con la Santina asturiana. El párroco burgales se dedicó desde entonces y hasta cercana su muerte a estudiar ese suceso.

A la luz de los estudios del fallecido párroco de Cillaperlata, la réplica de la Virgen de Covadonga, debió llegar a esta locali­dad de Burgos de la mano de un abad de San Benito, que se estableció en el monasterio de El Coto, en el barrio alto de este pueblo, de cuya construcción aún quedan restos. Debía provenir este monje del primitivo monasterio benedictino de Covadonga, cuya fundación se atribuye al rey Alfonso I, yerno de Pelayo.

En Cillaperlata existió, de lejano; un floreciente monasterio benedictino, del que se hallaron restos en unas excavaciones realizadas en 1985 en la zona de El Coto Debajo dc la iglesia hundida en 1810 se descubrieron fragmentos de una construcción del siglo VII, según los escritos que el sacerdote Carlos Alonso dejo al amparo de Pilar García, la mujer que guarda la llave de la iglesia de la localidad.

El nombre de Cillaperlata tiene que ver, incluso, con el origen monástico de su inicial asentamiento. Cillaperlata proviene según la versión popular, celda apartada, en alusión a los  habitáculos monjes de San Benito que buscaron resguardo en El Coto, donde hoy aun mana agua clara y limpia .

 

En el monasterio de Cillaperlata profeso de monja una hija de Alfonso III de Navarra,  mujer piadosa que subió a los altares como Santa Trigidia. gobernadora del floreciente y cercal1o monasterio de Oña, donde descansan los restos de Sancho y su mujer, Urraca. En Oña se encuentra uno de los monaste­rios «dtíplice,» que llegaron a ser relalivamente habituales en los primeros siglos de la Edad Media y aun hoy digno de visitarse

Si bien  es cierto que la talla po1icromada de la burgalesa Virgen de  Covadonga es 1a más antigua de las posibles y pese a parecer confirmado que replica exacta de la primitiva Santina debe pensarse también que su antigüedad puede remontarse hasta el siglo XII, como aseguran en burgos, sino a algunas de las centurias posteriores.

Haciendo caso de las palabras de Silverio Cerra profesor del seminario de Oviedo y autor de un  reciente articulo en la revista <<Estudiun Ovetense>> sobre las vicisitudes de la Santina durante la guerra civil española, algún monje de la Edad Media pudo abandonar , donde era frecuente el monacato, para establecerse en algún monasterio de Burgos, Asturiano o no el monje habría cargado con sus pertenencias y una replica de la imagen de nuestra señora  de Cavadonga . Hay que tener en cuenta  señala el sacerdote Silverio Cerra, <<que existían en esa época medieval orfebres santeros

 muy hábiles y capaces de imitar, en su tiempo, como el anterior estilo artístico románico>>.

Este supuesto no resta valor, sin embargo a la imagen

 gemela que se venera en Cillaperlata y que hace más de medio siglo estuvo muy cerca de volver a encontrarse en lo más alto de la <<cova domina>> asturiana 

Un afecto compartido con la Virgen de Encinillas

En Cillaperlata, los vecinos más devotos se vanaglorian de repartir su afecto, a partes iguales, entre las dos Vírgenes, cuyas imágenes se veneran en la iglesia parroquial de esta localidad burgalesa: Nuestra Señora de Covadonga, que ostenta la advocación parroquial, y Nuestra Señora de las Mercedes, a la que se festeja el 24 de septiembre en una romería muy popular en esta comarca próxima a La Bureba, En el pueblo dicen que la talla de Nuestra Señora de las Mercedes es más antigua que la de Covadonga y tan milagrosa como ella misma.

Narra la leyenda que el 9 de agosto del año 779 huestes cristianas contendieron con el infiel en las cercanías de Cillaperlata, en el lugar donde actualmente se ubica la central eléctrica de Trespaderne. La batalla fue tan encarnizada que las aguas del Ebro, que baña esta localidad, «se tiñeron de sangre>>, según cuentan los vecinos en un tono èpico que aprendieron por tradición oral de sus mayores y que van trasmitiendo a sus hijos a la par que envejecen.

Hubo mucha bajas en el lado de los sarracenos y se dice que la Virgen obró el milagro de alargar la luz del día en dos horas para permitir a los cristianos diezmar por completo a los enemigo, de la Cruz. Por eso, a esta Virgen de Incinillas o Nuestra Señora de la Merced se la conoce también con el sobrenombre de Virgen dcl Negro Día en la localidad de Cillaperlata y sus alrededores.

A escasos kilómetros de Cillaperlata se encuentra la localidad de Trespaderne, donde también la memoria de los más viejos refiere leyendas abigarradas que relacionan a esta comarca con Asturias y con la epopeya de la Reconquista. Así, según se transmite de generación en generación, cerca de Trespaderne estuvo el castillo de Tedeja, donde se hizo fuerte Pedro, duque de Cantabria, con-suegro de don Pelayo.

Pedro de Cantabria fue padre de Alfonso I el Católico, cuyos restos descansan en la santa cueva. En Trespaderne aseguran que Pedro y su hijo Fruela estuvieron enterrados en el panteón de una iglesia cercana a esta localidad y ya desaparecida. A aquélla le dieron el nombre de  Santa María  de los           Reyes Godos.

Anterior Inicio Arriba Siguiente